Y es que no entiendo. No entiendo todo este circo que se ha montado a costa del presidente de la Generalitat catalana. Que quiere la independencia, bueno, que dice que quiere la independencia (mentira, no la quiere, porque sabe que no pueden salir de donde están con ella) cuando en realidad lo que quiere es ganar las elecciones con mayoría absoluta a costa de los crédulos que le escuchan y que no saben lo que obtendrían con ella.
Pero lo está haciendo bien. Las encuestas le dan ganador. Se lo está montando bien.
Pero lo que no entiendo es a la gente, a esos que le creen y que ya no se sienten españoles, o eso dicen. Porque, en principio, supongamos que consiguen la independencia, cosa harto difícil. Ya quiso el País Vasco plantearlo y llegaron a la conclusión de que no podían conseguirla y dejaron de plantearla.
Para ello, primero tendrían que conseguirlo en el Parlamento español, luego un referendum en España...en fin, que no. Pero, suponiendo que lo consiguieran, en principio tendrían que salir del Euro, las empresas provenientes del resto de España tendrían que replantearse la estancia en un país extranjero. La Generalitat debe más de cuarenta mil millones de euros, ahora nadie les presta dinero, luego, al ser independientes quedarían en bono basura y les prestarían menos... Vamos, que no, y eso yo que no entiendo un ápice de economía, o sea que los que entienden verían muchos más problemas.
A poco que se piense un poco, no se entiende más que a efectos electoralistas el circo formado. Y nuestro ínclito presidente parece que le hace el juego, poniéndose nervioso él y todos sus ministros. Claro, que así se desvía la atención de los problemas creados con los recortes, si es que todo tiene relación, en fin, que es un asco.
